Tuesday, March 30, 2010

Chi-bi y The Soloist

Estos días he disfrutado de dos películas, una que en su momento (2008) probablemente fue bien criticada, Chi-bi (Acantilado Rojo), y otra que recientemente (2009) fue minusvalorada, cuando no denigrada, por la crítica, The Soloist (El Solista).

Ambas me han parecido excelentes y muy recomendables.

Chi-bi, dirigida por John Woo, chino de Guangzú ya en la sesentena y en su día llevado/ido a Hollywood (ya sabéis que su cartel, el de Hollywod está en peligro) para seguir enseñando cómo hacer películas de acción, peleas y guerras.

La ví en su versión original de 5 horas en mandarín (es imprescindible verla en VO): bueno, he de reconocer que las dos primeras horas las ví subtituladas en inglés, pero estaba tan bien hecha que fue muy fácil aprender y las tres horas siguientes ya las pude seguir sin subtítulos; de hecho incluso hice de intérprete para Susan cuando se perdía (estaba leyendo un libro al tiempo que veía la peli).

La película nos cuenta una guerra, con varias batallas, al final de la dinastía Han (finales del siglo II DC), a la que el primer ministro azuzó a su débil emperador, frente a los virreyes de los Territorios del Sur, a quienes aquél acusaba de lo que él era: un ambicioso traidor con ganas de derrocar al emperador.

Hay belleza, en el paisaje y en algunas mujeres, incluso en algún chino, y en los atuendos, y en el ritmo, y en los valores, de unos y otros, y en las luchas y en la tranquilidad y en las recreaciones de época.

Está tan bien hecha que cinco horas volaron sin removerme en el asiento, solo esperando el siguiente fotograma. Con las palabras justas, lo cuál agradecí, pues que mi mandarín andaba un tanto oxidado, y las imágenes idóneas.

Y sí, tambien destaca la cantidad de chinos que debe haber y lo ordenados que pueden ser - he usado el potencial, no jodáis- a la hora de trabajar, incluso en la guerra.

Me llamó la atención el juego de pelota que los soldados practicaban entre lanzadas, espadazos y flechazos, muy parecido al fútbol, aunque con tres (o cuatro) porterías pequeñitas, en lugar de una.

Es curiosa la presencia de juegos de pelota en casi todos los tiempos y civilizaciones (sean antepasados aztecas o mayas o futuros capricanos, por ejemplo): aunque bien visto acaso no lo sea tanto, que por algo eso de la rueda fue un paso gigante en la civilización humana.

Se me olvidaba lo esencial: la balanza de la guerra la inclinó el amor de una bellísima mujer, esposa del jefe de un bando y amada y reverenciada por el jefe del otro.

La otra peli, The Soloist (tambien hay que verla en VO, claro, incluso si no entiendes inglés ni tiene subtítulos), dirigida por el treintañero londinense Joe Wright, es una espléndida película moderna.

Entiendo por qué fue minusvalorada por la crítica (a lo mejor por el público también), pero eso solo hace justicia al crítico, no a la espléndida película

Es moderna, incluso avanzada, en su expresión cinematográfica, muy próxima a la mejor televisión de hoy, y esto es un piropo.

Lo siento chicos, pero el mejor cine hoy es televisión; claro está, la mayor parte de la tele es basura y la que no lo es, es mala, pero las pocas buenas series, y no son tan pocas, cuentan hoy con los mejores personajes y los mejores diálogos y el mejor ritmo y las mejores historias, mucho mejores que las mejores del cine.

Las salas están pasadas y lo seguirán estando mientras no vuelvan a ofrecer un espectáculo sensorial claramente muy alejado del obtenible en casa, cosa que harán, pero su éxito será breve pues, a lo más tardar, la Singularidad, esperada circa 2035 DC, con sus foglets y demás cachivaches las volverá a hacer obsoletas.

Y es moderna en su gestión de los personajes, en la respetuosa sencillez con que presenta y trata su complejidad.

Con un ritmo radicalmente distinto del de Red Cliff, tiene un ritmo idóneo, casi perfecto: de hecho tiene un doble ritmo, por un lado el acelerado de la ciudad y la vida profesional, y por otro el pausado de la relación que nos muestra.

Recuerdo que a un crítico, muy simpático y casi tan feo como desatinado, al menos en este caso, le parecía como que en la peli no pasaba nada, como si psi-psá -parecía apuntar a algo así como un coitus interruptus de cine o a un deja vu que no llega: no sé cómo pudo llegar a eso, acaso es que esperaba ver otra película, que él ya había visto en el pasado, y claro, su cerebro no le permitió ver lo que tenía delante, que pensar y mascar chicle al tiempo no siempre está al alcance de todos.

Además, gocé con la magnífica y perfectamente medida interpretación de Robert Downey Jr, mi actor preferido ya desde hace un tiempo; los demás actores, pocos, también eran buenísimos, cada uno en lo suyo. Catherine Keener tan guapa y con tanto carácter como siempre. Jamie Fox lo borda también.

Los robots de la foto son del COMAS College of Management Academic Studies en Rishon LeZion: están celebrando el Pessach-Seder.