Friday, November 18, 2005

ubu chávez

bueno, ya sabéis, cuando la letra cambia entramos en los arcanos de cubolibre, con cuya última cubocosa que viene sola, titulada como este post, a la que solo he añadido un acento y poco más, os dejo.

América ha sido siempre continente para las adaptaciones. Habitado en casi sus tres cuartas partes desde fuera, no sólo por humanos sino incluso por especies vegetales, todo allí se instala y prospera hasta la exageración.
Y hasta un personaje de Jarry, ése su engendro de NingunaParte, encuentra en el Nuevo Continente la materia adecuada para escenificar su propia invención.
Sin embargo, los personajes paródicos se nutren continuamente de otras invenciones porque el artífice que los creó y, de hecho, cualquier artífice, es incapaz de crear un especimen completo, sólo atisbos, rasgos generales.
Y ahora, el reyecito bolivariano recurre a las Simonías para expandir su imperio de hojalata, paradójicamente desde un país tan rico en hierro.
Convencida como está la izquierda de que la novedad consiste en la reinvención, quiere alcanzar, después del éxito mediático del Capitalismo Chino (que no es un juego de mesa aunque lo parezca), su otro gran objeto de deseo: el Imperialismo Totalitario.
Y quiere comenzar por casa. Los caribes fueron un pueblo (posiblemente el Tripartito los denominaría una nación) de invasores. Provenientes del sur de un mar que acabaría llamándose como ellos, atacaron insistentemente a Cuba en la época precolombina sin haber llegado nunca a conquistarla (a los países con vocación de víctima los salva el azar).
Hoy parece que ya han logrado su empeño. El reyecito, aprovechando el eclipse mental del Brujo de las Barbas y explotando la codicia de sus lacayos inmediatos, les ofrece el financiamiento y el gobierno, todo en un pack que así funciona ahora la oferta. Cuba que pasó de España a Estados Unidos, de éstos a la Unión Soviética, continúa ahora su decadencia en Venezuela.
Y el ansia de poder del reyecito continúa. Dinerillos a Lula y al Sr. Obrador y asesoría al peronista de la Patagonia, buscan alianzas con "los grandes del Laticontinente". Desde allí el salto al Norte es, según sus asesores en paracaidismo, cosa de niños.
Ayer nos desamodorraba la noticia de la fractura clarividente de uno de sus tentáculos. Fue el golpe de unos charros muy machos. Ojalá que la clarividencia del gesto le advierta a toda la nación mexicana de los riegos de una elección equivocada.
El reyecito lee por las noches. Su cultura de la mesilla de noche es muy del siglo XXI. A eso ha quedado reducido el Enciclopedismo en estos días en que el tiempo no alcanza para nada. Pero así el reyecito ha descubierto a su profeta. La izquierda siempre ha tenido esa debilidad: ejecutar el pensamiento de otros. Nada hubieran hecho Robespierre sin Rousseau, Lenin sin Karl Marx, Mao sin Lenin o Castro sin José Martí. Siempre hay alguien que pensó primero y dejó su pensamiento escrito (en un libro, un discurso o una carta erótica, lo del soporte es enteramente secundario). Pero ahí está para utilizarse como una antorcha (una soflama, dirían los puristas), porque si bien la luz aclara, el fuego no hace sino confundir (ahí tenemos la piromancia francesa para corroborarlo).
Además, la existencia de un pensamiento previo añade un sabor metafísico a sus apostolados (la metafísica es como el fuego, sólo que oscuro). Ellos se autoconvencen de ser las encarnaciones de una aspiración malograda lo cual le pone morbo a la película.
Es posible que el reyecito no haya leido a Jarry todavía. Entre las apariciones por la tele, las visitas al modisto para probarse las camisas (que con las prisas siempre acaban quedándole pequeñas) y ensayar su voz de caramelo con algún maestro de opereta, no le ha sido posible descubrir cuál era su verdadero maestro. Confundir a Simón Bolívar con Jarry no es tampoco inusual porque América siempre ha tenido debilidad por París.
Pero de cualquier manera UBU Chávez sigue su camino. Transita por su escenario de NingunaParte. Busca al Zar.

(para añadir donde convenga)

En Cuba la transición ha quedado reducida a una transacción. El gran error de Castro (si es que su nutrido repertorio de ellos acepta el superlativo individual) ha sido su indiferencia por la salsa. Castro se quedó en Glenn Miller y lo bailaba mal. Su melodrama in-continenti respondió al yoga de guerrillas de los ' 60, era como carne cruda, pero hoy nada se traga sin adobo. Hemos entrado al reino de las salsas. ¡Condimente usted su desgracia y le sabrá, no digo ya mejor, le sabrá a gloria! Y el reyecito, que no pudo ser Oscar D' León, quiere ser Oscar de la Metro que, puestos a ver, es casi lo mismo. Ha comprado Cuba como una estatuilla, a golpe de tambor. Y a golpe de tambor pretende, como un Hamelin percusionista (que los tiempos cambian), llevarlos a todos al Imperio.Con este UBU Jarry hubiera escrito una comedia musical en vez de un drama (porque un drama es, a pesar de la orquesta). Hasta algún productor entusiasta de Broadway podría sentir la tentación de hacerlo en su lugar. Pero eso sería muy peligroso porque le otorgaría un matiz de inocencia a este reyecito brutal del que habría que cuidarse a todo coste.