Monday, November 28, 2005

alta voluntaria








courtesy of jane n. rothrock. it wasn't an easy one. she had to look for it. i love it! and will tell all my peers, so they know. jane and jim have had to climb some mountains lately, but gosh, they did it. we were so happy seeing a democrat win in the state of virginia - unbeleivable!
thank you jane. hi y'all!

hace tiempo que debo andar un poquitín estresado. cuando mi cuerpo se rebela, los médicos acaban invariablemente concluyendo que es cosa del estrés. claro que, con dos copas reconocen que es que ni puta idea, oyes tú, a saber qué tiene ese tío. en todo caso, y como soy perseverante, ayer levanté a susan a las cuatro de la mañana y me la llevé de acompañante al hospital san rafael, de los hermanos de san juan de dios, ahí en serrano, enfrente de el pistón. me han trajinado a gusto durante casi 48 horas, hasta que no me quedó más remedio que primero mandar a susan a casa - vaya susto ha pasado mi niña -, y luego pedir el alta voluntaria.

Bueno, llorado lo necesario, gracias a larri, que nos ha cuidado a los niños, y al cubolibre que además de traernoslos de vuelta ahora en un ratito me dedica su última cubocosa que le ha venido sola. con ella os dejo, con su título y todo.


El Síndro-Miguel Ángel

Parece que Miguel Ángel gana actualidad. Con esto del erotismo de banda ancha, o sea, todo incluido, no sólo se ha trastocado el sentido de las palabras sino que hasta las estatuas se han vuelto subversivas. Ahora provocan un síndrome.
Cuando hace ya unos años comenzó a ser problema El Contrato Sexual, ya éste había subrepticiamente penetrado en el idioma. No hay manera mejor de ganar una batalla que cambiando las palabras. Se ahorra tiempo (que ya sabemos lo del tiempo y el dinero).
La transformación del adjetivo en sustantivo escondía una intención; ya hoy no esconde nada porque la intención se ha hecho presente. Hoy se dice “los homosexuales” para definir una especie de clase social (que no sexual) necesitada de reconocimiento. La palabra oculta su significado, que es muy claro, para implantar (nunca mejor dicho) otro. “Homosexual” quiere decir “del mismo sexo”. O sea, es absolutamente correcto decir, sin escandalizar a nadie, que una competición deportiva es un asunto homosexual. Si queremos hablar de relaciones eróticas entre personas del mismo sexo, debemos decir “erotismo homosexual”. Pero esa oclusión del sustantivo verdadero en favor del falso esconde la idea perversa de que el erotismo homosexual es una condición cuando no es más que una conducta. Sólo hay dos sexos por mucho que se diga. Lo que cada uno de los sexos haga con su libido es asunto interno (nacional, diría el tripartito).
Miguel Ángel lo tenía muy claro. En lugar de debatirse con la gramática, fabricó un catálogo de mármol con sus apetencias. Uno de sus modelos, parece ahora, que perturba. ¿Por qué no nos perturban lo malo ni lo bueno, sino lo bello? Mejor dicho, la belleza ¿es realmente lo que perturba? A Miguel Ángel le quedaron pendientes otras estatuas aunque es dudoso que pudiesen provocar estados semejantes. Un cuerpo de mujer, sin ir más lejos, no ha demostrado hasta ahora esa vocación de trastorno. Al menos, no a Miguel Ángel que sepultó a “la Piedad” en mármol sólo para ofrecernos otro desnudo masculino.
Avanzando más en la cuestión, a nadie podría perturbar una estatua del Demagogo, por ejemplo. Si los de hable y hueso no son siquiera advertidos, ¿qué vamos a esperar de los de mármol? Los Davides escasean y, aún cuando los haya, tampoco se pasean en pelotas por toda la ciudad para que los contemplen.
El Gulag americano de Guantánamo no provoca la indignación de Castro. Nada dice, él tan elocuente con sus amados vecinos en otras materias. Él, que tanta alharaca armaba sobre soberanía cuando faltaban unos años para que venciera el contrato de arrendamiento con el gobierno de EE.UU., enmudece ahora, lo que presupone que el Contrato ha sido renovado y con números verdes. Y los que se indignan con Guantánamo no se indignan con Castro que les alquila el centro de torturas. Será la relación de Castro y EE.UU. una relación homosocial?
Pero es que tampoco parece perturbar la generosidad. Es que la generosidad es todo un problema, empezando, ¿cómo hacerle una estatua? Pero, y si fuese hecha, ¿para qué? Nadie se sacude de envidia, de celos o impotencia ante los buenos.
Miguel Ángel lo habría tenido muy difícil.
Él sí que hizo estatuaria homosexual avant la lettre. Era su asunto. Hasta ese entendimiento digital entre Adán y Jehová fue todo un autorretrato: El creador y sus objetos en la pulsión del deseo. ¿Cómo le pasó eso inadvertido a la Iglesia?
Es posible que lo que perturbe en el David sea sólo eso. No la belleza, ni la perfección supuesta sino el deseo imposible. Y que en el fondo, tampoco le perturben otras cosas al hombre de hoy que se perturba, tan sólo el papel que representa.