Hace un par de días logré soltar, por haberlo terminado, el atrayente y tenso libro que me había embebecido.
Escrito por un valiente, lúcido y culto extranjero para elucubrar sobre su país, lo leí con un año de retraso sobre su publicación en 2009.
Aunque las circunstancias que separan su país de España no son escasas, el fondo del fondo de lo que plantea es perfectamente aplicable a nuestro país.
Yo no me resisto a parafrasearlo:
Ya no vale seguir haciendo el avestruz para evitar las cuestiones dolorosas...
Los españoles debemos preguntarnos qué queremos que haga de España algo único, diferente de otros países a los que admiramos. Debemos aprender a admitir lo que no nos gusta de nuestro propio país, sin rendirnos no obstante.
Es hora de reinventar el españolismo, recrear el debate acerca de por qué los españoles necesitamos una España y preguntarnos qué estamos dispuestos a hacer para preservarla.
No hay nada más ambicioso. Ni nada más bastará.
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