Thursday, March 26, 2009

Si... pero

Hace unos días dí cuenta en este blog de la llegada a mi biblioteca de este libro: El terrorista. Cómo es. Cómo se hace, de José Sanmartín (2005, Ariel).

Una vez terminado puedo ratificar que se trata de un muy interesante y breve libro sobre la psicología del terrorista y, muy especialmente, sobre los procesos psicológicos y sociales que acaban conformando al terrorista.

La brevedad en este caso es una enorme virtud, pues que dice lo que tiene que decir sin aburrirnos con disquisiciones absurdas ni con miles de citas.

Yo, como ya anticipé, discrepo de algunas de sus observaciones, muy especialmente cuando, hacia el final del libro, expone algunos de los caminos que entiende necesarios para mejor abordar el enfrentamiento del terror.

Estoy más de acuerdo cuando expone algunas de las cosas que en ese camino se han hecho especialmente mal. Y lo creo más acertado, como es lógico, cuando aborda al terrorista laico tipo etarra que cuando se enfrenta al de tipo religioso islámico, aunque también en este caso sus trazos son claros y agudos, pero lo son más cuando expone sus aspectos psico-sociales que cuando incide en los político-sociales.

En cualquier caso, no me voy a adentrar en ello. Que cada uno lo lea y saque sus conclusiones.

Pero hay un error craso e importantísimo que no quiero dejar pasar. En la página 194 habla de "la restauración del Estado Palestino".

Tal afirmación es, como cualquiera sabe, una barbaridad, pues que no se puede restaurar lo que nunca ha sido instaurado.

Por otro lado, y como casi todos intuíamos sino sabíamos, expone con claridad cómo una de las típicas e importantísimas fases de la formación del terrorista, antes de entrar en el grupo terrorista, es su formación o socialización primaria en el seno de la escuela y, muy especialmente, en el seno de la propia familia.

También he querido destacar este aspecto a la vista de las recientes noticias sobre las subvenciones a los familiares de presos etarras y a los nuevos intentos de acercar los presos etarras al País Vasco... ambas medidas apoyadas bajo el leit motiv de que no se ha de castigar a los familiares, pues que ellos no son los condenados.

Y, efectivamente, no están condenados, pero, como deja claro Sanmartín, no sospechoso de anti-izquierdismo precisamente, sin la promoción activa de la familia y/o de la escuela es infinitamente más difícil el surgimiento del terrorista.

Así que... subvenciones no, de niguna manera. Y acercamientos... solo cuando la realidad de cada uno de los condenados le haga realmente merecedor de tal favor.

Ciao.

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